Una manera de vender y/o alquilar los pisos vacíos es hostigando a sus propietarios a base de impuestos. Aplicando tasas dirigidas exclusivamente a propiedades vacías.
Esta es la solución que ha impuesto Javier Maroto, alcalde de Vitoria, con el apoyo del resto de grupos políticos, salvo el PNV en contra y la abstención el PP.
La formula de control es sencilla, se trata de un cruzamiento de datos de propiedades sin ciudadanos empadronados en ellas y viviendas sin contrato de alquiler declarado.
También pretende hacer una estimación del nivel de ocupación de las viviendas, en base al consumo de agua.
No cabe duda que esta es una forma más elegante de animar a los coleccionistas de viviendas, a desempolvar sus propiedades y ponerlas en circulación, que la alternativa que ofrece el movimiento “okupa”.
¿Cuanto tardaremos en ver esto en Cantabria…?
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